Crítica de ‘La casa del caracol’: enseñando los colmillos

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Ver la película ‘La casa del caracol’ será posible en los cines a partir del 11 de junio. Sin embargo, el 24 Festival de Málaga nos ha ofrecido la posibilidad de ver la ópera primera de la directora Macarena Astorga antes de su estreno. Javier Rey y Paz Vega protagonizan esta cinta que mezcla el terror, el drama y el suspense para adaptar la novela homónima a la gran pantalla.

El inicio de ‘La casa del caracol’ resulta verdaderamente atractivo. Tras unas primeras secuencias en las que el filme hace un guiño a ‘¿Quién puede matar a un niño?’, el protagonista de la historia se instala en una casa que guarda y está rodeada de muchos secretos. Esto queda de manifiesto el gran trabajo interpretativo de Paz Vega que desde el principio ya atisba que aquí hay gato encerrado.

La cohesión del pueblo

La ambientación de la película está bien conseguida y el pueblo de la serranía malagueña en el que transcurre la historia nos hace conectar de lleno con la trama. También contribuyen a la generación de atmósfera los secundarios que componen la población del lugar y que han estado acertadamente escogidos. Hay que tener en cuenta que ‘La casa del caracol’ fue la primera producción en reanudar su actividad tras la pandemia y no tuvo que ser nada sencillo llevar a cabo determinadas secuencias corales.

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Destaca en lo que se ve, flojea en lo que se dice

A medida que el metraje avanza los tintes de cine de terror van tomando el terreno. Macarena Astorga realiza un buen trabajo para armar un filme compacto en lo visual pero más blando en el guion. Resulta importante destacar que la cinta viene de un encargo y que la trama versa sobre el libro de Sandra García Nieto. En determinados momentos clave nos encontramos con frases o gestos que facilitan al espectador la resolución  de la trama. Es por esto que la película nos va conduciendo hacia un final que cada vez parece más claro.

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‘La casa del caracol’ queda sustentada por la verdad en las interpretaciones de sus dos protagonistas, con sobresaliente resultado de Javier Rey, de los secundarios y de las dos niñas que aparecen en el filme. Desaprovechado queda, por ejemplo, el talento de un gigante como Pedro Casablanc. En lo visual y en lo que a planificación de escena se refiere tampoco podemos reprochar nada. El equipo técnico también ha demostrado cohesión en un proyecto que se ha visto algo mermado por mostrarnos la oscuridad de la historia con demasiadas pistas. No obstante, estamos ante una de esas película que mantendrán a los espectadores entretenidos en sus butacas.

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