Olga Navalón es una de esas actrices con esencia positiva. Pertenece a toda una nueva generación de jóvenes intérpretes que aprovechan su carácter y energía para hacerse fuertes delante de la cámara o sobre el escenario. Actuar con sentimiento es un plus y la sevillana demuestra pasión por el arte en general y el audiovisual en especial.
Quedamos con la actriz para mantener una entrevista sobre la miniserie “Justa y Rufina” que Olga ha creado junto a su amiga Candela Cruz y Manuel Mejías. También sobre su participación en “Las Gentiles”, la nueva película de Santi Amodeo que se ha estrenado en el 18 Festival de Sevilla. Al final, lo que iba a ser una batería de preguntas y respuestas se convierte en una agradable charla que nos da muestras de las ganas de Olga Navalón por alcanzar cotas altas en su profesión.
El poder de la fotografía para inspirar
A veces un proyecto audiovisual puede desencadenarse a raíz de procesos creativos muy diversos. En esta ocasión Olga Navalón supo ver que a raíz de una serie de fotografías, que realizó junto al fotógrafo Manuel Mejías y su amiga Candela Cruz, podía haber una historia intrínseca.
“Me pareció muy inspirador hacer unas fotos en una azotea, pero no quería un book. Junto a Candela quería investigar personajes de otras épocas para hacer una sesión costumbrista. Cuando vimos el resultado observamos que cada fotografía podía contar una historia. Las publicamos y le quisimos asociar algunas frases que nos llevaran a algún lugar”.
Hasta aquí todo parece normal, pero un día las casualidades hicieron que Olga y Candela se diesen cuenta de lo que transmitían estas fotografías. Las ansias de crear tras la pandemia hicieron el resto.
“Subí un cartel poniendo el concepto de “microserie de fotografías” pertenecientes a la sesión y todo el mundo preguntaba que dónde se podían ver los capítulos. Decíamos que no había nada audiovisual planteado pero pensamos que podríamos sentarnos a hablar para intentar escribir algo”.
Muchas veces supone todo un quebradero de cabeza dar un título atractivo a cualquier proyecto audiovisual. En esta ocasión, el nombre de “Justa y Rufina” surgió a través de una de las fotografías de la sesión que más gustaron a Olga Navalón.
“En una de mis fotos preferidas Candela y yo aparecemos cada una a un lado de la Giralda. El monumento se ve desde mi azotea y el resultado de la imagen se asemeja al famoso cuadro de las patronas de Sevilla. No fue intencionado pero dije, se tiene que llamar “Justa y Rufina”.
Si para algunos directores y productoras con caché ya resulta complicado sacar adelante cualquier película o serie, para un equipo de tres personas todo se vuelve más áspero. No obstante, la creatividad es el mejor puente para cruzar todas las barreras que marcan las dificultades económicas. Hasta se han ganado a pulso poder estrenar “Justa y Rufina” en pantalla grande.
“Al final han salido tres capítulos. Nos hubiese gustado desarrollarlo más con muchos personajes y hasta bombas y aviones. Pero solo estábamos nosotros en el equipo y hemos tenido que acortarlo todo para poder hacerlo. Utilizamos planos cortos para no tener que decorarlo todo ya que solo contábamos con el campo de Candela. A posteriori hemos podido sacar otras localizaciones porque se ha ido uniendo gente. Si no teníamos dinero para grabar algo lo narrábamos. Estrenamos la miniserie el 17 de noviembre en el Teatro La Fundición aquí en Sevilla. Nos da un poco de miedo porque el sonido lo hemos grabado con una sola petaca. Hasta algunas veces yo le tenía que poner el sonido a Candela y viceversa”.
La primera inmersión en el cine con “Las Gentiles”
Olga Navalón también ha participado con actriz, casi al mismo tiempo, en la película “Las Gentiles” del director Santi Amodeo. La sevillana confiesa que formar parte de un proyecto de estas características le ha servido para conocer más de cerca cómo funciona el cine por dentro.
“Estar en “Las Gentiles” me dio gusto por conocer lo que hay detrás de la cámara. Yo nunca me había fijado por ejemplo en la dirección de fotografía. Álex Catalán y Santi Amodeo eran un perfecto tándem. Cuando recibí el guion me gustó pero no sabía como se llevaba a la realidad. He podido ver la evolución desde el primer día de ensayo hasta la siguientes semanas de rodaje. La forma de grabar cada plano cambia mucho a cómo te lo imaginas en un principio”.
De hecho, al preguntar a Olga Navalón sobre si prefiere el cine o el teatro, la actriz no tiene dudas. El séptimo arte, aunque fugaz, ofrece en muchas producciones ese carácter íntimo que hace a un intérprete disfrutar y volcarse a fondo en las pocas semanas de rodaje.
“El cine me gusta más. En teatro si estás dos años de gira puedes interpretar todas las semanas. Pero en el cine me encantaría volcarme con un personaje protagonista dos meses y luego salir de ahí. La forma de expresión pequeña e íntima me gusta mucho. Siento que tengo que hacer un esfuerzo muy grande para ganar la energía teatral que en el cine no se requiere a veces si buscas ese intimismo”
Bastan, a veces, unos minutos de conversación para descubrir de cerca las inquietudes del talento joven que hay “oculto” todavía en nuestro cine. Olga Navalón se cuestiona cada una de mis preguntas y responde de manera reflexiva, dando muestras de importancia y amor hacia su profesión. Una mirada llena de energía y una expresión andaluza que se esconde a medias entre la mascarilla, deseando tener protagonismo en la pequeña y gran pantalla para expulsar arte a raudales.
Pingback: Conversaciones, la serie que te hará reflexionar en Filmin
Pingback: La cajera: el corto de Amada Santos para concienciar