Los tonos mayores: entrevista con Ingrid Pokropek

Ingrid Pokropek
Foto: La Diacrítica

Durante el 27 Festival de Málaga entrevistamos a la directora argentina Ingrid Pokropek. La realizadora de Buenos Aires presentó en la sección Zonazine su ópera prima Los tonos mayores. Este filme narra la historia de una joven de 14 años que comienza a percibir vibraciones provenientes de su cuerpo. Pero, casi sin saber los motivos, la protagonista descubre que realmente esos sonidos son mensajes en clave que irá descubriendo poco a poco gracias a situaciones diarias.

El componente místico ya ha estado presente en tus cortos y ahora vuelves a mostrar ese realismo mágico en Los tonos mayores. ¿De dónde parte tu fascinación por contar la realidad a través de lo misterioso?

“Sí, es cierto. En muchos de mis trabajos anteriores ya había trabajado con elementos fantásticos y extraños. Sin embargo, el interés viene sobre todo de la literatura fantástica. Es un género muy importante para la literatura argentina con autores como Silvina Ocampo, Jorge Luis Borges o Adolfo Bioy Casares. Todos tienen esta particular de comenzar con un verosímil realista sobre el que se incluye un elemento extraño. Siempre hay un protagonista, sobre el que pones el foco, que empieza a dudar de aquello que se está viendo o presenciando hasta que se introduce lo fantástico. Desde pequeña leí muchos cuentos y novelas alrededor de esta manera de pensar lo extraño y quería hacer una película que pareciese realista pero que de pronto ingresara en un mundo más extraño.”

Todo lo que logra transmitir Sofía Clausen, a pesar de no contar con experiencia interpretativa, resulta esencial para que podamos ahondar en la historia. ¿Cómo seleccionasteis a la actriz protagonista de Los tonos mayores?

“A diferencia del resto del elenco surgió del proceso de casting. Llegó a la instancia final del proceso y cuando la conocimos por primera vez era indudable que tenía que ser la protagonista. Lo hacía realmente bien y con mucha disciplina. Tenía mucha capacidad para tomar marcas que le daba y para trabajar con flexibilidad. Después también tiene una parte humana muy importante que es su enorme curiosidad y la frescura personal que tiene ella, que aporta muchísimo a la película.”

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¿Cómo se integró Sofía Clausen en un equipo ya consolidado durante trabajos anteriores?

“Hubo mucho trabajo antes de filmar. Todos los integrantes del equipo nos conocíamos mucho. Tenemos una manera de trabajar afianzada pero queríamos que Sofía no se sintiese una extraña. Empezó pronto a disfrutarlo todo y le gustaba entenderlo todo dentro del rodaje. Quería entender cómo se hacía una película y esta niña fue algo que nos cayó del cielo.”

Lo visual tiene un gran peso dentro de Los tonos mayores. Hay escenas como la del planetario en las que la dirección de fotografía y la dirección de arte juegan un papel fundamental.

“Justo la del planetario es una de mis escenas favoritas. Estoy muy contenta con el resultado porque lo que me imaginé en el guion visualmente fue lo que la directora de fotografía, Ana Roy, consiguió e incluso superó con la imagen. El trabajo con ella y con el director de arte, Santino Mondini, que son muy jóvenes fue muy fácil. Somos amigos y hemos trabajado mucho juntos anteriormente. Son muy creativos y es lindo trabajar con ellos porque les contaba lo que yo deseaba y ellos incorporaban sus propias ideas. En el planetario trabajamos mucho esa luz que se prende y se apaga y que deja ver por momentos. Hay un paneo en el que se revela el beso de las amigas con los chicos que acaban de conocer. El director de arte construyó muchos escenarios a pulmón y con mucho corazón. Hubo un trabajo de mucha preproducción para llegar al rodaje habiendo trabajado mucho antes.”

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Y tampoco podemos pasar por alto el excelente trabajo musical.

“Con la música tuve mucha suerte porque la compuso Gabriel Chwojnik que es un músico muy reconocido en Argentina. Siento que está a otra escala porque la película la hicimos personas bastante jóvenes y él tiene una gran trayectoria. Ha sido el músico de gran parte del cine argentino. Le conocí en El Pampero Cine y me dijo que me hacía la música sin tener que pagarle nada. Luego lógicamente le pagamos pero demuestra su generosidad tan grande. Fue un placer trabajar con él y el gran mérito fue tanto suyo de los otros dos músicos, Lautaro Barceló y Ramiro García Morete, que trabajaron en dos canciones más rockeras, la de los créditos y otro tema que se escucha en la fiesta a la que va el padre.”

¿Son los festivales uno los principales impulsos para hacer grandes películas que en estos certámenes encuentran su sitio?

“Siento que, por suerte, estoy muy bien acompañada. Los productores que me acompañan hacen su función de que la película se vea en los lugares en los que la película pueda ser bien recibida, que eso es lo más importante. Para mí era inimaginable que la película cruzase el Atlántico y que se estrenase en Berlín antes que en Málaga. Eso realmente cambia mucho para una película. Los festivales por suerte son una ventana muy grande y necesaria para las películas. Para nosotros fue vital la coproducción con España y eso nos permitió terminar el proyecto.”

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