Sica es el título del nuevo largometraje de la directora Carla Subirana. Tras tres documentales previos, la cineasta se adentra en la ficción para ofrecernos una película que se impregna en nuestras retinas desde las primeras secuencias. El trabajo en lo que a dirección de fotografía se refiere resulta impecable a ojos del espectador y la buena ambientación sonora también hace peso para adentrarnos en una bonita fábula que resulta inimaginable ahora con otras localizaciones.
El poder de lo analógico
El equipo técnico del filme optó por rodar Sica en 16 mm para dotar de más textura y esencia a las diferentes secuencias. Sin duda, esta elección ha sido determinante para que casi podamos sentir, desde la butaca, la brisa marina y la lluvia en múltiples secuencias. La capacidad de Carla Subirana para contar historias de forma sensorial, unida al enorme talento de Mauro Herce, son factores esenciales para que podamos respirar y mirar al ritmo de los personajes. Hay que recordar que el director de fotografía ya se encargó de componer la identidad visual de otro largometraje rodado en Galicia de bella factura como O que arde. Directores como Santiago Fillol, que le conocen bien, ya nos hablaron de su gran talento.
Porque Sica va mucho de eso, de mirar para encontrar. Poco a poco vamos avanzando a través de un metraje que nos conduce de forma sinuosa a través de una historia que tiene un gran potencial en lo que no se dice. La mirada tímida de la protagonista se contrarresta con su arduo deseo de buscar respuestas a una desaparición que duele y pesa.
Dos formas de concebir la actuación que se complementan
Otro de los puntos clave de Sica es la gran combinación que se ha realizado entre los personajes interpretados por Thais García y Nuria Prims. La naturalidad e inocencia de Thais, a la hora de empatizar con Sica, se complementa con la enorme experiencia y el talante de Nuria para generar secuencias con bastante fuerza narrativa.
A medida que el filme avanza, los pasos firmes de Sica a través de los acantilados gallegos nos van guiando en esta búsqueda. Un proceso que, poco a poco, no solo es necesario para encontrar un cuerpo perdido, sino para entenderse a sí misma. El largometraje de Carla Subirana esconde secretos a voces que, mezclados con la inmensidad de la naturaleza, sirven para tocar diferentes temas que llenan de significado una película que culmina de forma efectiva.
Me encanta Sica en todos sus aspectos de rodaje, actores, escenas, guión, dirección, fotografía, en fin todo. Creo que la película representanta muy bien la tragedia que se vive constantemente en la costa da morte, y la cual Carla Subirana supo plasmar en un rodaje donde el tiempo tb jugó un papel muy importante ya que se aprecia los temporales que viven los marineros y sus familias en dicha costa y donde se juegan todos los días su vida, y narra cómo viven el duelo las familias de tres marineros desaparecidos y muertos en esta costa y el no dejar al abandono sus cuerpos en el mar hasta que son encontrados.