Crítica de ‘PVT: Chat’: sentimientos en dos dimensiones

Crítica de ‘PVT: Chat’: sentimientos en dos dimensiones

PVT: Chat es una de esas películas que no te dejan indiferente cuando las ves. Solo conocer un poco el estilo cinematográfico del cineasta neoyorkino Ben Hozie ya podíamos imaginarnos que estaríamos ante un filme ejecutado con personalidad. Y más si tenemos en cuenta que el propio director ha sido el encargado de completar dirección, guion y montaje.

En nuestra sociedad muchas veces resulta más sencillo dejar fluir nuestros sentimientos  en dos dimensiones. El auge de las nuevas tecnologías ha propiciado que las relaciones de amistad o amorosas se evadan, muchas veces, del sentido del tacto en su carácter mutuo. De esto versa precisamente el fondo de PVT: Chat. De esas horas pasadas delante de una pantalla sintiendo de cerca a una persona que está lejos.

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El personaje interpretado por Julia Fox es la manzana que quiere moder Jack. Peter Vack da vida a un adicto al juego que pronto ve modificadas sus preferencias en la vida. La relación va ganando peso a medida que Scarlet juega muy bien sus cartas para encandilar al chico. Todo parece ir de maravilla hasta que se manifiesta la necesidad, o casi la obligación, por parte de él de traspasar la pantalla.

La obsesión crece

La casualidad de un encuentro propicia que la obsesión de acentúe. Sin embargo, en ocasiones la proximidad hace que algunas sensaciones hasta ahora desconocidas afloren.  El tira y afloja de dos protagonista que tienen que luchar contra ellos mismos para dar forma a alguo que ni saben si está presente. Como curiosidad, hay que destacar la la película ha estado financiada en su gran mayoría por la herencia de la abuela fallecida del director.

A partir del viernes 4 de junio se puede ver online la película PVT: Chat en Filmin en exclusiva en España. La cinta ha tenido muy buena acogida por New York.

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