Crítica de Sonne: el poder de las redes

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Sonne es el título de la película dirigida por la directora Kurdwin Ayub que nos adentra en un interesante relato sobre la búsqueda de identidad y el poder de las redes sociales. Una adolescente austriaca, de origen kurdo, graba un vídeo musical en el que tanto ella como sus dos amigas portan hiyabs. Sin esperarlo, la viralidad de este peculiar contenido termina por lanzar a la fama a unas chicas que vivirán situaciones en las que tendrán que explorar su interior, y su entorno, para saber cómo y quiénes quieren ser en sus vidas realmente.

Los problemas heredados del pasado

Uno de los aspectos más interesantes de Sonne es conocer de cerca la relación de la protagonista con sus familiares. La religión va trasladando, de generación en generación, diferentes aspectos que son interpretados o valorados de una forma distinta por parte del padre y de la madre de Yesmin. En la figura paternal observamos la liberación necesaria que la protagonista busca y necesita a pesar del freno impuesto por la parte materna. Además, el propio hermano de la chica también va por otros derroteros que poco a poco tendrán su rincón en la película.

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El origen kurdo de Yasmin marca el modo en el que la protagonista va asumiendo la fama adquirida tras el éxito del vídeo. Y no solo eso, sino que la religión también marca el modo en el que tiende a relacionarse. Con el paso del metraje, hasta sentimos que las propias amigas interiorizan de manera más clara cómo debería comportarse Yesmin ante determinadas situaciones. De este modo, Sonne nos va introduciendo en un relato que nos hace conectar con efectividad en este reflejo de una parte de la sociedad que todavía lucha por encontrarse a sí misma.

Luchar contra todo por la integración

Como el propio título del filme indica, todos tenemos un sol interior que descubrir. La actriz Melina Benli va plasmando, por medio de una buena interpretación, los peldaños que va escalando su personaje hasta encaminar una nueva vida más alejada de lo tradicional. Sin embargo, todo se antoja demasiado frágil y las dudas o la interferencia familiar siempre están ahí para retroceder a la casilla de salida. Las protagonistas de Sonne van tomando las riendas de su futuro al ritmo de Losing my religion de R.E.M. para conducirnos hacia el desenlace.

Por otro lado, el montaje es otro de los puntos a destacar dentro del largometraje. El formato de vídeo vertical, al más puro estilo TikTok, contribuye para dotar de verdad al mensaje. De hecho, la mayor parte de la cinta de Kurdwin Ayub transcurre por senderos que nunca nos alejan del corazón y la mirada de Yesmin. Una chica que es el fiel reflejo de cientos de miles de ciudadanos kurdos en todo el mundo.

Puntuación de La Diacrítica
  • Dirección
  • Dirección de fotografía
  • Guion
  • Actuaciones
3.1

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