Manuel Martín Cuenca ha finalizado el rodaje de su última película, El amor de Andrea. La grabación, realizada íntegramente en orden cronológico y con un reparto debutante, ha contado con la impresionante ambientación natural del otoño en la región andaluza y ha sido producida por La Loma Blanca y LAZONA.”
El amor de Andrea se ha rodado en la Bahía de Cádiz
Tras un período de filmación de ocho semanas, Manuel Martín Cuenca ha culminado la grabación de El amor de Andrea, una película coescrita con Lola Mayo. La historia fue grabada en su totalidad en la Bahía de Cádiz y cuenta con una impresionante ambientación natural gracias al otoño, que permitió la inclusión de hermosas escenas de viento, mar y luz atlántica.
Es común que el director busque escenarios naturales que funcionen como personajes en sí mismos. Bastar con recodar su anterior trabajo, La hija, para recordar que la sierra de Jaén también cumplió con esta característica.
Método de rodaje único
Después de cuatro semanas de ensayos, la filmación comenzó en orden cronológico sin que los actores conocieran el guion, por lo que fueron descubriendo la historia a medida que avanzaba la filmación. La película fue producida por La Loma Blanca y LAZONA y cuenta con un reparto debutante seleccionado tras un casting de un año en el que el director y su equipo evaluaron a casi 5.000 personas.
Para facilitar el rodaje en orden cronológico, las productoras optaron por elegir un equipo pequeño y flexible. La protagonista es Lupe Mateo Barredo en el papel de Andrea, y el reparto incluye también a Fidel Sierra, Cayetano Rodríguez Anglada, Agustín Domínguez, Irka Lugo, Jesús Ortiz, Inés Amueva y Jose M. Verdulla Otero.
¿De qué va El amor de Andrea?
Andrea, una adolescente de 15 años, desea recobrar el afecto de su padre, quien abandonó su vida cuando se separó de su madre. Andrea recuerda a un padre cariñoso y no comprende por qué ahora rehúsa ver a sus hijos. Tomás y Fidel, sus dos hermanos menores, son sus fieles compañeros en esta empresa que aborda el amor, la familia y la desilusión.
